Muzsikás

Este disco es especial por las emociones que provoca. Por una parte la fascinacion y el arrebato de su música, es como un viaje frenetico en el tiempo, un viaje en alguna de las diligencias que recorrían  los agrestes caminos que atravesaban los Cárpatos, parada en alguna posada, engullir el gulash o un generoso porkolt a toda velocidad, para seguir avanzando por los caminos rodeados de peñascos, y llegar al paraiso verde que forma  la cuenca del Danubio, entre una vegetacion generosa de frescura reconfortante. Pero también el disco produce cierta desazón,  no por su contenido, si no por la escasa repercusión que pudo tener en su día y que siguió teniendo mas tarde, una repercusion minuscula, escasa, extensible a muchas otras obras maestras que se han producido en tantos sitios y que desconocemos desde nuestro mundo supertecnopop, desde nuestro púlpito de cristal, desde nuestro trono dorado de cúspide de la creación y de la exquisitez, y que no es mas que un decorado, una capa de pintura barata que esconde detrás una simplona y adocenada sociedad.